Por fin llegó la primera clase de Intervención, la verdad es que es una asignatura que me tenía bastante intrigada y que me parecía interesante aún sin haberla conocido todavía y sin saber de lo que iba. Tras la primera EPD y tras haberle echado un vistazo al temario, descubrí que me llamaba mucho la atención y que tenía ganas de dar la primera clase. Esta primera clase no me defraudó y me hizo reflexionar bastante, consistió en lo siguiente:
Para dar inicio a la clase, la profesora nos puso un vídeo (que adjunto a continuación) del que pudimos extraer conclusiones muy interesantes y que nos hizo reflexionar mucho sobre la exclusión.
Del vídeo adjunto sacamos en conclusión que lo realmente importante es cómo tú te veas y no como te vean los demás. El cordero, en un principio se dejó llevar por lo que los demás pensaban cuando lo vieron esquilado en lugar de estar seguro sí mismo y saber quién era realmente, teniendo lana o sin tenerla. Esto se lo hizo ver el conejílope, con su papel de educador social, le hizo ver que la manera en que lo trataban los demás era algo sólo superficial y que su mente era la que no debía ser cruel con él mismo para que así los demás tampoco lo fuesen.
Debemos ponernos en el lugar de todos los personajes del vídeo, hay que tener en cuenta que todos podemos llegar a ser corderos (personas excluidas), topos (personas que excluyen) y conejílopes (educadores sociales). Como futuros educadores sociales, nuestra labor es la de reforzar las capacidades de todos los corderos, mostrarle otras posibilidades, motivarlos, adaptarlos al cambio, asimilación de hechos, etc
Como consecuencia del vídeo, cabe resaltar la conciencia de los topos cuando el conejílope los mira y se esconden, también somos muchas veces topos y no aprendemos a empatizar y a ponernos en el lugar del otro, comportamientos que debemos corregir como futuros educadores sociales.
Este debate en clase sobre el vídeo, derivó en establecer una definición de qué es la exclusión. Llegamos a la conclusión de que en nuestra sociedad, en el siglo XXI, nosotros mismos somos los que determinamos nuestra exclusión ya que sabemos perfectamente qué decir, cuándo decirlo y delante de quién.
Hay que aprender, por tanto, a discernir entre lo que es positivo para los demás y lo que es negativo. No es igual de importante, por ejemplo, la opinión de Obama sobre los homosexuales que un maremoto en Flipinas dónde han muerto 5000 personas. No dejamos de ser borregos de la sociedad, tenemos que esperar a que un político de su opinión sobre un tema para decidirnos nosotros también a darla, esta es la tolerancia del siglo XXI y es precisamente lo que debemos cambiar como educadores sociales.
Para finalizar, la profesora puso un par de ejemplos para hacernos ver que debemos desaprender lo aprendido, debemos llegar a las causas, ir más allá del problema y ahondar en él lo máximo posible. Uno de los ejemplos sería el siguiente:
· Imaginemos que nos toca trabajar con el Cuco en el caso de Marta del Castillo, nosotros, cómo educadores sociales, debemos averiguar las causas de por qué se comporta así y si no sabe comportarse de otra manera.
Debo decir que en esta clase no me quedó del todo claro el concepto de exclusión social pero espero ir descubriéndolo poco a poco.
Hola Julia, los contenidos de la entrada y su redacción van por buen camino. Sin embargo, en cuanto a presentación te sugiero que utilices de fondo un tono más claro de azul (facilitará la lectura) y cambies la tipología de letra, ya que los textos todos en mayúsculas dan la sensación de que estás gritando la entrada. El empleo de mayúsculas en la Red es siempre para enfatizar o dar a entender que se grita o se alza la voz (buscando un símil con el lenguaje oral). Jose
ResponderEliminar